La Guerra Fría, hoy en día más fría aún, ha dejado muchos de sus resquicios en las expresiones populares. La caída del Muro de Berlín no solo produjo la reunificación de las Dos Alemanias, también produjo que la gente de ambas partes supiera de los modos de vida de aquella otra zona del planeta que tenía prohibida.
De esta manera peculiar nos enteramos de que la "Montaña Rusa", en Rusia era la "Montaña Americana", debe ser porque a ambos les hacia vomitar simplemente el nombre del otro.
Los soviéticos supieron de la existencia de la ensaladilla rusa, aunque ellos hasta ese momento, no tuvieran conocimiento alguno de que la invención de ese rico plato se les atribuía íntegramente.
El muro no solo dividía una ciudad ya de por si castigada, dividía el mundo entero. La parte occidental (capitalista) era llamanda "El primer mundo", la parte oriental (comunista) "El segundo mundo" y la parte sur (pobre) "El tercer mundo".
Pero las divisiones no quedaban ahí, y cuando los gobiernos echaron la vista al cielo también quisieron dejar patente a los de fuera (estuvieran viéndonos o no) que en el mundo había una división. Así los viajeros estelares del lado occidental son llamados
astronautas mientras que si eras un explorador de hoz y martillo eras un
cosmonauta. Todo era válido para decir que el lado de cada uno, fuere el que fuere, era el mejor.
El muro cayó, y con él esa rivalidad, ese pique entre pandillas mundiales que simbolizó toda una época:
La Guerra Fría. Sin embargo, siguen entre nosotros estos pequeños guiños lingüísticos fruto de una distinción pasada. Distinción cuyo testigo han recogido nuevas potencias emergentes que, imitando errores históricos, quieren hacerse significar. De este modo en 1998 el astronauta-cosmonauta chino
Yang Liwei anunció que si eres un
Odiseo del espacio chino eres un
taikonauta. Demasiados vocablos distintos para separar en una profesión que, con más motivo, debía unirnos a todos.
Entrada escrita por Willy.