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domingo, 11 de diciembre de 2011

El anticiclón de las Azores

Creo que sólo una vez en mi vida había dormido más de cinco noches seguidas en el mismo hotel, y estoy hablando ¡del viaje de fin de curso de la EGB! Para los más jóvenes, la EGB era el antiguo plan de enseñanza, la Educación General Básica, y el fin de curso se alcanzaba a los 13-14 años. Desde entonces, más de dos, a lo sumo tres noches, en una misma cama que no fuera la mía sólo si era de la familia, nunca de pago.

Cuando nos planteamos la posibilidad de irnos de vacaciones a una isla durante una semana nos pareció algo entre una locura y una prueba de resistencia. Más aún cuando la isla es pequeña y está lo bastante alejada del resto del archipiélago como para que fuera complicado ir a otra. La cosa quedó clarísima cuando en el mostrador del aeropuerto nos dijeron que tenían una oferta para ir a la otra isla "importante" por 153 euros ida y vuelta. Casi la mitad de lo que habíamos pagado por el vuelo y las siete noches de hotel.

Nos acabó de animar el hecho de que se pudiera bucear. Queríamos dar uso a nuestro flamante titulo PADI recién sacado. Tan reciente, que nos lo hemos encontrado en el buzón a la vuelta. Lo que nos llevamos fue el provisional. De todas formas seguía siendo necesaria la improvisación para ser nosotros. Buscamos el centro de buceo y ya nos acercaríamos cuando llegásemos.

Toda la vida hemos estado oyendo, al menos en España, hablar del anticiclón de las Azores pero ¿dónde están realmente las Azores? Más importante aún ¿qué se puede hacer allí?

Pues muchas cosas, la Ilha Verde, como llaman a São Miguel, está llena de paisajes espectaculares: bosques casi selváticos, cráteres de volcán, lagos, acantilados... y tienen un pecio que visitamos bajando hasta los 21.4 metros de profundidad. Para descolocarte más si cabe, es una isla llena de vacas, que parece Asturias entre montañas y prados. Se dice que en las Azores hay más vacas que personas. Producen 500 millones de litros de leche al año. Llena de restaurantes que sirven desde un bacalao hasta un solomillo.

El clima loco. En una hora llevas la cazadora por el frío, te quedas en manga corta, te mojas por la lluvia y no ves nada por la niebla. Aunque, en general, un tiempo estupendo. Eso sí, como dijo uno de los buceadores que nos acompañaba cuando saltó de la zodiac, el agua estaba fresquinha.

Bienvenidos a São Miguel, en mitad del Atlántico.