El Coaching es una disciplina que puede compartir elementos con otras áreas de trabajo como el mentoring, la psicoterapia, la consultoría, la enseñanza o la asesoría y que a su vez se diferencia claramente de las mismas. Por lo tanto, el Coaching es una disciplina interpersonal entre coach (“entrenador” en inglés) y cliente donde prima la conciencia, la auto-creencia y la responsabilidad. A partir de la confianza y el respeto que se genera entre ambas partes, el coach se convierte en el aliado de su cliente mientras éste plantea una serie de objetivos de carácter personal o profesional a alcanzar, participando en el proceso de manera proactiva para conseguir dichos objetivos o metas en el menor tiempo posible.
La consecución de objetivos se logra por medio de la potenciación de valores, creencias, habilidades y hábitos positivos que, de una forma u otra, el cliente no tenía presente hasta entonces. La dinámica de la relación de Coaching se basa en la formulación de preguntas por parte del coach a las que el cliente deberá ir respondiendo de manera simultánea.
Uno de los conceptos más importantes respecto a la formulación de dichas preguntas es la responsabilidad individual a través de la PDP, la Pregunta Detrás de la Pregunta. Dicho concepto consiste en concienciar al cliente sobre la importancia de formular y responder a preguntas que contienen tres elementos:
- Preguntas que comienzan con “QUÉ” y ¨CÓMO”
- Preguntas formuladas con un “YO” (cliente) como protagonista
- Preguntas encaminadas hacia la acción.
De esta manera, el cliente puede reconocer su implicación en las cuestiones que se plantea para encontrar dentro de sí mismo las respuestas que está buscando.
El coach no enseña, él solo acompaña.
Un artículo sobre las razones para convertirse en coach en lograrlo.com.