Me siento identificado con el personaje principal de esta novela: una rata. Su autor, Sam Savage, se lanzó a la aventura de escribir después de haber sido editor de poesía y profesor de literatura. Según la reseña de goodreads.com también trabajó como mecánico de bicicletas, carpintero, pescador de cangrejos y tipógrafo. Ésta es su primera novela en prosa (2006) después de haber escrito The Criminal Life of Effie O. un año antes en verso.
Firmin es el último de los trece hijos de Fio y, desde el principio, se sintió desplazado y distinto a sus hermanos. El lugar que encontró Fio para tener su camada no fue otro que una librería de viejo, su sótano concretamente. El hecho de que tuviera que esperar para mamar, doce tetas y trece hijos, hizo que comenzara a comer el papel de los libros.
Firmin nos va contando como pasó de devorar los libros con los dientes a hacerlo con los ojos. Se trata de una rata con la capacidad de leer… y, en su librería, da rienda suelta a su pasión leyendo todos los libros que hay a su alcance.
La novela se sitúa en Boston durante los años sesenta del siglo pasado. La plaza Scollay, donde se halla la librería y el mundo de Firmin, está amenazada por el ayuntamiento que quiere derribarla y construir un nuevo barrio. Hecho que es real y que, finalmente, sucedió. Nos cuenta la relación, o los intentos de relacionarse, de Firmin con los humanos y nos explica su carácter: desde cinéfilo (el cine Rialto), hasta vicioso (también el cine Rialto), depresivo y muy crítico consigo mismo.
Mi identificación es porque yo también leo todo lo que cae en mis manos, desde el prospecto de los medicamentos hasta la etiqueta del champú.
Una novela corta y divertida que se convirtió en éxito gracias al boca a boca tras ser publicada en una pequeña editorial norteamericana sin demasiadas aspiraciones y que ha acabado por ser traducida a más de doce idiomas.