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lunes, 27 de septiembre de 2010

Cuerpo extraño

Robin Cook nos ofrece un nuevo thriller médico-hospitalario. En esta ocasión se desarrolla en India. Un floreciente destino del turismo médico en todo el mundo. Los costes de las operaciones en los países occidentales favorece que muchos pacientes viajen a este país para afrontarlas.

Una estudiante de medicina de la universidad de California descubre sorprendida que su abuela ha muerto en Nueva Delhi cuando se sometía a una operación. Lo ha descubierto viendo las noticias de la CNN. Ella no sabía que su abuela hubiera viajado hasta allí y nadie de su familia tiene ninguna noticia.

Siguiendo los consejos del hospital decide viajar hasta India para ver a su abuela y decidir qué hacer con el cuerpo. Mientras está allí, sufriendo el acoso de la dirección del hospital para que tome una decisión, se producen otras dos muertes similares. Pacientes con problemas cardiacos en su historial pero sin causas claras.

Puede que no sea el mejor libro para leer cuando uno está ingresado en un hospital y le acaban de operar… pero lo había empezado antes.

Tan fácil de leer como todos sus libros, provoca una sensación de indefensión que asusta. Por suerte no todo el mundo es así, es más, el personal de la Fundación Jiménez Díaz de Moncloa, en Madrid, es encantador.

Como pone en la contraportada, a todo el mundo le asustan los thrillers médicos porque nadie está libre de ser hospitalizado.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Desde mi ambulancia

La vida se ve distinta desde una ambulancia.

Todo el mundo que está fuera anda con prisa por llegar al trabajo, a la clase, a donde sea que vayan. En la ambulancia no existen las prisas. Vas al hospital (en mi caso a rehabilitación) y sabes que el gimnasio y la fisio estarán allí cuando llegues. Estás de baja y tampoco puedes salir mucho a la calle a dar vueltas con las muletas.

Tampoco tenía ni idea de que existieran estas "ambulancias". Son transporte de enfermos (rehabilitación, consultas, diálisis,...). Son más un autobús que otra cosa. Cinco sentados, uno en camilla y un hueco más para una silla de ruedas. Mi máximo ha sido cinco contándome a mí. Incluyendo silla de ruedas.

Para ir son fantásticas. Bajas cuando te llaman al telefonillo y te llevan directo. La vuelta es un poco más problemática. Es más fácil cuadrar los horarios de ir al hospital, que son conocidos, que los de la vuelta. Cada uno acaba su sesión en un momento distinto, unas son más largas que otras, tampoco se hace lo mismo: el tiempo de una consulta no es comparable con el de una diálisis, el tiempo en la sala de espera...

Así que siempre hay que esperar un mínimo de 45 minutos al terminar a que llegue tu transporte.

Hay algunos que no acaban de aceptar esto. La sala de espera se llena de gente que se queja por lo mucho que tiene que esperar, porque la ambulancia no ha llegado en su momento,… y luego suben enfadados. Críticas al resto de conductores por cruzarse, por ponerse delante,… Casi todos son personas mayores (muy mayores). Supongo que estar sentando sin hacer nada es demasiado parecido a morir un poco y que, cuanto más se acerca ese momento, peor se lleva.

A mí me va bien así, sigo estando de baja y la casa ya la conozco.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Post-operatorio

La operación fue muy bien, a pesar de que al final empezase a sentir los puntos internos el cóctel ayudó a que estuviera tranquilo. Lo malo fue el post-operatorio.

La teoría decía que me iría al día siguiente. Al ser operado a las ocho de la mañana pensaba que incluso podría irme ese mismo día. Lo cierto es que era mucho pensar. En ese momento todavía no había visto la cicatriz así que no sabía que tampoco se había cumplido aquello de que iban a ser cuatro o cinco centímetros… pero sí que había oído que eran 15 grapas. O las habían puesto muy, pero que muy, juntas, o aquella mini-incisión se había hecho mayor.

El caso es que cuando salió el cirujano ya le dijo a Sara que se pasaría al día siguiente y que si todo iba bien me daría el alta. Sí que iba a ser un día operado  en el hospital.

Lo malo fue que el drenaje de la operación comenzó a drenar más sangre de la que debía. Tanta que, poco antes de comer, sufrí una bajada de tensión que, ya que parecía una hoja de papel por las grapas, me dio el toque final de color blanco para poder ir a una fiesta de disfraces.

La preocupación de las enfermeras era que me sentara mal la comida… la mía que fuera poca comida. Gané yo. Era poca comida, pero entre eso y tumbarme con los pies levantados en la cama consiguieron que superara el 7,4 – 3,2 de tensión. Pero el drenaje siguió haciendo de las suyas y antes de la cena volví a caer. Se había ido casi un litro de sangre por el tubito de marras.

En esta ocasión ya flotaba en el ambiente la transfusión de sangre, por lo que me hicieron primero un análisis para ver si estaba bien de todo. El enfermero viendo mi insistencia pidiendo un entrecot poco hecho me dijo que si quería que alguien me subiera algo de la cafetería él lo veía bien.

Yo lo veía mejor y Sara estaba también de acuerdo. Así que, además de los bollos de chocolate que había traído por propia voluntad, bajó a por un bocadillo de lomo con queso con el complementar la pobre cena de hospital y salir por completo del bache tensional.

Eso sí, el enfermero también cambió el modo del drenaje y eso también ayudó a que no perdiera más sangre.

 

Las donaciones de sangre son básicas para todos, seamos solidarios. Lo malo es que a Sara no le dejaron donar porque había estado en Nepal hacía menos de seis meses…

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Piernas

Miércoles 22 de septiembre. Hoy hace una semana que volví a sentirme las piernas. Suena como una mala imitación de las películas de Rambo. Pero es real.

El martes 14 me operaron de la cadera. Lo cierto es que más que de la cadera fue de la cabeza del fémur, pero por ahí andaba la cosa. La anestesia era local, concretamente una epidural como las embarazadas. Además de la anestesia también pude disfrutar de un cóctel de sedantes (el anestesista lo llamó el cóctel Michael Jackson, a lo que yo le comenté que había muerto de una sobredosis, que tuviera cuidado). La parte buena es que aún estando despierto no te enteras de nada. Para mayor satisfacción el anestesista se hizo un usuario de Spotify en el quirófano y pude disfrutar del Live at Wembley de Queen durante toda la operación.

Eso no quitó que un par de veces oliera a panceta quemada, mi panceta, al cauterizar alguna vena supongo, ni que luego oyera y notara cómo se movía mi cadera cuando el cirujano se alejó de los instrumentos clásicos (bisturí, pinzas,...) y pasó a coger el martillo y el cortafríos. Sí, martillo y cortafríos para quitar el trozo de hueso que chocaba con la cadera. Algo muy sofisticado, no cabe duda.

Después de unas pruebas moviendo la pierna y confirmando que ya nada chocaba con nada, los cirujanos se fueron dejando la tarea de cerrar a otros. Durante esa tarea de cerrar mi conciencia se fue despertando poco a poco y la manipulación comenzó a ser dolorosa. Esto provocó un nuevo chute de anestesia tardía.

Por si fuera poco el extra final, me dejaron colocada una bomba de dolor. Un aparatito que cada cierto tiempo suelta un dosis de anestesia (más como calmante, pero anestesia al fin y al cabo) por el catéter que tenía en la espalda. Entre unas cosas y otras hasta que no pasaron casi 24 horas, y desconectaron la bomba de dolor, no pude casi sentir las piernas y menos aún moverlas.

Es una sensación que no le deseo ni a mi peor enemigo. Mirar las piernas sobre la cama y hacer todo la fuerza que se puede para que se mueva un dedo... y ver que no se mueve en absoluto y que estás agotándote. Es de lo más desagradable que he pasado. Es evidente que es la anestesia y lo que te quieran contar, pero lo cierto es que tus piernas están inertes, no hay manera de que se muevan y tampoco sabes cuándo se pasará el efecto.

Hoy hace una semana que pude sentirlas de nuevo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Entrada en marcha

Sólo por la curiosidad de escribir una entrada de blog desde el móvil, porque es más complicado de lo que parece. Los teclados en pantalla táctil no están hechos para escribir más que un sms o un correo electrónico al vuelo ...

Saludos desde mi HTC Desire
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jueves, 9 de septiembre de 2010

Mordiendo

Determinar la fuerza de la mordedura de un animal es algo complicado. Sobre todo si se quieren obtener datos precisos con los que poder hacer comparaciones. Existen varios métodos:

  • Por la medición de las marcas dejadas en huesos de sus presas y posterior simulación del bocado (Erickson&Olson,1996).
  • Por reconstrucción de la musculatura en 3D y medición fisiológica del área transversal de los músculos implicados para aplicado a su geometría bucal realizar el cálculo (Rayfield&others,2001).
  • Teniendo en cuenta el tamaño de las presas que es capaz de matar (Meers, 2002).

Con animales vivos se utiliza gnathodinamometros (del griego gnathos mandíbula). Éstos hacen presión sobre los dinamómetros y se obtiene el valor.

5.600 kilogramos por centímetro cuadrado de presión ejercía el Dunkleosteus hace 360-375 millones de años.

1.360 kilos de presión era lo que alcanzaba el Tiranosaurio Rex.

962 kilogramos por centímetro cuadrado de presión ejerce el aligátor americano con sus mandíbulas

136 kilogramos por centímetro cuadrado es la mordedura de un tiburón blanco

77 kilos ejerce la mandíbula humana

[El País]

El problema de las mediciones con especímenes vivos es que se mide la presión de ese ejemplar en particular y de uno a otro las variaciones pueden ser enormes.

Las articulaciones de los huesos de los saltadores de pértiga llegan a soportar 14.000 kilogramos de presión por centímetro cuadrado en la caída del salto.

Los tendones que sujetan el músculo al hueso pueden resistir tensiones superiores a una tonelada por centímetro cuadrado y el fémur soporta al caminar una presión de 80 kg por centímetro cuadrado.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Carne roja

La carne roja aporta gran cantidad de hierro de fácil absorción, proteínas de alta calidad y vitaminas como la B12. También es rica en grasas saturadas. En prácticamente todas las dietas se recomienda que este tipo de grasa no llegue al 10% de la ingerida al día y un simple filete de ternera ya la supera.

Hay muchos estudios que concluyen que comer demasiada carne roja, por esas grasas saturadas, se relaciona con un incremento de cánceres como el de mama, de endometrio y colorrectal. Aunque asociaciones como la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas dejan claro que que el riesgo de contraer cáncer está relacionado con muchos factores y dudan de que la ingesta de carne roja incremente este riesgo.

Cada estudio da una cifra, pero alrededor de 300 gr. a la semana de carne roja parece ser aceptable. El hierro que aportan es vital. Este mineral permite que la hemoglobina funcione correctamente aportando oxígeno a las células del cuerpo. Un síntoma de su carencia es el cansancio y posteriormente la disminución del funcionamiento cerebral y problemas cardíacos.

A pesar de que el pescado también aporta gran cantidad de hierro y menos ácidos grasos saturados no puede sustituir por completo a la carne roja. Aportan menos hierro. Además de que proteínas animales de alto valor biológico y oligoelementos (hierro, zinc, selenio,…).

Con la edad, la carne roja, mantiene su importancia. Su ingesta retrasa la pérdida de masa muscular. Entre los 20 y los 30 años, los músculos representan alrededor de un 45% del peso corporal. A los 70 no es más de un 27%.

martes, 7 de septiembre de 2010

Confidencialidad

Hace ya años que se convirtió en una práctica común entre empresas añadir en las firmas de los correos electrónicos un disclaimer (descargo de responsabilidad, es demasiado largo) de confidencialidad. Lo curioso del asunto es que no aparece nunca en los documentos escritos (en esto lo más que aparece es la política de protección de datos).

Frases como:

Este mensaje va dirigido, de manera exclusiva, a su destinatario y contiene información confidencial  cuya divulgación no está permitida por la ley.

carecen de valor para nada más que generar un poco de inquietud antes de dar a reenviar al correo.

Los abogados dejan claro que es imposible imponer condiciones a un tercero de manera unilateral. Si esto fuera válido y legal se le podrían pedir daños y perjuicios a cualquiera por correo electrónico, sólo con saber su dirección de e-mail. El spam se convertiría en una denuncia electrónica y no haría falta seguir trabajando, bastaría con enviar correos a todo el mundo para ganar dinero.

Por si fueran poco molestos en un primer momento, cuando en el correo aparecen respuestas y respuestas, cada una con su correspondiente firma se convierte en una odisea encontrar lo que de verdad interesa.

¿A qué complicado departamento legal se le ocurrió la idea por primera vez? y ¿es que nadie tuvo la suficiente personalidad como para no copiarlo y pensar un poco antes? Sé que es difícil, en mi empresa no he conseguido que lo quiten…

lunes, 6 de septiembre de 2010

Un giro decisivo

Un libro más de Andrea Camilleri con su comisario Montalbano. Después de aquel La forma del agua, el primero de la serie he saltado hasta éste de 2003.

Agobiado por la situación política del país, con la cumbre de Génova del G-7 + Rusia (julio 2001, todavía G-7 + y no G-8), el comisario Montalbano está pensado en presentar su dimisión y abandonar el cuerpo. No se siente respaldado por sus jefes y la forma de actuar de la policía frente a los manifestantes le recuerda tiempos pasados.

Un cuerpo que encuentra flotando en el mar mientras nada para despejarse y un niño inmigrante con el que se cruza al desembarcar son la excusa para mantenerse un tiempo más en activo hasta saciar su curiosidad y solucionar una cuenta pendiente.

Como en el resto de libros del comisario (claro homenaje a Manuel Vázquez Montalbán y su Pepe Carvalho) la lista de platos típicos sicilianos que pasan por el paladar y la imaginación del protagonista es larga y jugosa. Un motivo más que suficiente para viajar a la isla (y eso que no nombra al canollo en ningún momento).

Fácil de leer y tan adictivo como todos los demás del autor.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Coincidencia

Hace tres semanas escribí sobre la historia del Spam, esa carne en bote que llega a nuestros buzones de correo poniéndolo todo perdido. A la vuelta de las vacaciones descubrí que Blogger había implementado una nueva funcionalidad relativa a este problema.

Se ha modificado la visualización de los comentarios de los blogs, la bandeja de entrada de comentarios, y se ha incluido la "inteligencia" de Google (GMail) para detectar los que son spam. Estos son directamente enviados a la pestaña con ese nombre y no llegan a ser mostrados en la entrada. En mi caso, al ser el propietario del blog me llegan los correos pertinentes indicando que alguien ha dejado un comentario, lo que no sé es si al resto de la gente que está suscrita a los comentarios también les llega aunque no se publique en el blog…

Una mejora que, hasta que empezó a interesar la entrada de San Malaquías a los spammers, no me habría parecido tan útil.