Disponible en descarga gratuita Cuadernos de Viaje - Oriente Próximo, el libro con nuestras aventuras en Jordania, Siria e Israel.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Oriente Próximo (IV)

Lunes 10/11/2008 (y II)

Después de todo lo que hicimos por la "mañana", aunque todavía no eran ni las 12:00...

Ahora vamos al altar de los sacrificios, Al-Madbah, el alto lugar de sacrificios, que se encuentra en la parte de arriba del teatro. Volvemos a tener que subir más escaleras, están unos 100 metros pasado el teatro desde las tumbas reales, al lado de uno de los cafés.


Otra subida que se las trae. Está claro que lo de "alto" no es sólo por la importancia, también por la situación. Arriba tampoco hay mucho que llame la atención. Eso sí, hay que subir del todo, cuando parece que ya has llegado (hay un cartel) hay que seguir subiendo. Allí arriba está el altar y un pozo cuadrado excavado en la montaña para recoger la sangre de los animales sacrificados. Mientras estábamos allí nos sobrevolaron un par de cazas a baja altura un par de veces. No es una experiencia agradable que un caza te pase a baja altura en mitad de Oriente Proximo, ni aunque estés en zona patrimonio de la UNESCO.


En el camino de bajada se encuentra la fuente del león. Un sistema de canales hacia que el agua brotara de la boca de la estatua, pero ya queda poca cosa. Hay que ser paciente porque hay que bajar casi hasta abajo antes de encontrarlo.También la tumba del jardín. Se encuentra al lado de una cisterna que regaba el jardín que había delante de ella, también estaba la casa del jardinero.


La tumba del soldado romano, su nombre se debe a que tiene una escultura de un soldado romano en el frontón.


Frente a esta se encuentra el triclinium del jardín, el único edificio de Petra con relieves y decoración interior.


Entre la tumba del soldado y el triclinium hay un patio de columnas.

Se continua hasta una piedra que divide el camino. Cogemos a la derecha y luego por el cauce del río (a la izquierda). Lo hacemos siguiendo a otros que van delante porque no tenemos muy claro dónde estamos ni cómo llegar a ninguna parte. Acabamos delante de la columna del Faraón y, desde allí, a los mercados y el gran templo que todavía se está excavando (el suelo es de losas hexagonales).


De ahí a Qasr Al-Bint, el único edificio construido y no tallado en la ciudad.


Son las 14:40 y la subida, muy dura según la guía: más de 800 peldaños, al Monasterio, Al-Deir, lleva unos 40 minutos (en otra guía hemos visto una hora). 40 minutos de subida y 40 minutos de bajada es una hora y veinte minutos, que serán las 16:00, ayer a las 17:00 era noche negra completamente y bajar esas escaleras sin luz puede ser un suicidio, que son nabateas.

Cuando nos acercamos al camino de subida (¿alguien pensó que no lo íbamos a hacer?) todo el mundo está bajando, somos los únicos que subimos. Como hay poco tiempo le damos caña a la subida, a marcha forzada y llegamos al monasterio en 28 minutos (estos de la Lonely Planet no nos conocen). Sara se queda frente a la fachada intentando recuperar sus pulmones y su corazón, y yo sigo subiendo para conseguir una foto mejor.


Al subir encuentro caminos a varios miradores pero están muy lejos. Uno de ellos es el mirador del sacrificio, "ya que has llegado hasta, aquí uno más". Demasiado lejos y ya han pasado 15 minutos desde que dejé a Sara así que vuelvo. Además Sara me está haciendo una perdida para que sepa que ya es momento de volver que le he dejado la mochila y querrá moverse. Sí, todo el recorrido es con una pequeña mochila a la espalda y otra con la cámara y objetivos por delante.

Nos sentamos mirando la fachada, a esta hora está igual de vacío que todo lo demás a nuestro paso. El sol está bajando lo que le da a la fachada un color muy cálido, pero nos indica que tenemos que bajar nosotros también. Son las 15:50. Echando cuentas y teniendo en cuenta que ahora no vamos a forzar, parece que llegaremos a la entrada pasadas las seis... y a las cinco ya no hay luz. Después de esta cuenta apretamos un poco el paso y todavía llegamos a ver el tesoro con una pizca de luz. La luna está casi llena y eso ayuda, pero en el interior del Siq la luna no llega, sólo se ven las formas de las paredes para evitar chocarse con ellas.

Salimos de Petra medio muertos y ya sin agua (sí, también venían un par de botellas de agua de litro y medio). Nuestra comida ha consistido en cuatro cuadrados de chocolate con avellanas en el altar de los sacrificios (nos dimos un capricho). Medio muertos llegamos al hotel, comprando dos botellas de agua en el supermercado de abajo, y nos acabamos de morir con las escaleras hasta la habitación. La ducha nos devuelve la vida y el fuet y los crackers también ayudan. Ahora hay que volver a prepararse que volvemos al Siq en un rato: Petra de noche.

Para la visita nocturna hay un montón de turistas, las ocho de la tarde parece mejor hora para los turistas occidentales que las seis de la mañana. Demasiados turistas para que sea como dicen: "recorreremos el Siq en completo silencio". No creo.

La idea es que el camino estará iluminado con velas. En realidad no hay muchas y pensamos que si no fuera por la luna veríamos más bien poco. Dentro del Siq hay velas a ambos lados y, como nos temíamos, la gente sigue sin callarse. Hay un montón de españoles, parece que mañana será el día de los grupos españoles. Cuando estuvimos en Egipto nos contaron que las visitas se agrupaban por idiomas. En la explanada del tesoro han colocado un montón de velas y esteras para sentarse en el suelo.


Detrás de nosotros hay un grupo de españoles que no se callan hasta que les mandan callarse y, aún así, se siguen riendo (¿desde cuando el INSERSO viene a Petra?). Nos sirven un té beduino de romero (o eso parece y huele) que está exquisito. Empieza el espectáculo con un beduino tocando un instrumento típico de cuerda con un arco y a cantar. Después sale otro tocando la flauta. Por último nos cuentan un poco de las costumbres y tradiciones beduinas. Nos ofrece un par de minutos en completo silencio para impregnarnos de la atmósfera del lugar. Los españoles de detrás se quejan de que no hablan más que en inglés y que no se entiende nada ¿y qué esperaban?

El trípode ha venido hasta aquí para esto así que toca sacar unas fotos nocturnas del tesoro.


Ahora al hotel, arrastrándose porque no podemos ya más ni con ducha.

Llevamos desde las 5:15 pateando y son las once de la noche: hoy vamos a volver a dormir bien. Mañana madrugaremos un poco menos, visto que a las seis no hay nadie nos despertaremos a las 5:30. Antes de dormir miramos los posibles recorridos que nos quedan según la guía y decidimos recorrer el túnel y otro siq que construyeron los nabateos para que el Wadi Musa no inundara el principal y el tesoro. Lo hemos visto esta mañana, está detrás de un cartel que dice que a partir de este punto entres bajo tu propia responsabilidad o acompañado de un guía...

jueves, 27 de noviembre de 2008

Oriente Próximo (III)

Lunes 10/11/2008 (I)

Hemos pasado calor en el saco al final, pero hemos dormido diez horas como diez castillos. A pesar de que esta noche volveremos a dormir en el mismo hotel tengo la costumbre de dejar las mochilas siempre cerradas y recogidas antes de salir. Después de eso salimos a desayunar, son las 5:45 a ver si es verdad que podremos hacerlo. De todas formas llevamos el chocolate en la mochila porque el día de hoy será duro. Casi todo el mundo piensa que Petra es el tesoro y poco más, pero esto es gigantesco, desde la entrada hasta el monasterio según la guía hay un camino de unas dos horas y medias. Sólo el Siq, el desfiladero que sirve casi de entrada, tiene 1,2 kilómetros de longitud.

El desayuno no es gran cosa, pero ya hemos comido un poco. Estamos en la última, muy última, planta del hotel y la posibilidad de volver a subir los mil tramos de escalera está descartada y bajamos con todo para salir directos.

La taquilla está abierta a las 6:00 como dijeron. Sara vuelve a intentar el descuento con el carné de estudiante pero nada. Eso sí, no hay NADIE comprando entradas. Pensábamos que habría cola ya a esta hora. Cuando vamos a entrar al recinto encontramos que no hay nadie en la puerta, ni controlando, ni mirando las entradas, ni nada,... y la puerta está totalmente abierto. Entramos del tirón.

Es impresionante. No hay palabras. Según entras vas viendo un montón de tumbas que parecen imposibles para tener 2000 años de antigüedad.


Después llegas al Siq, el cañón y... ¡GUAU! En los 1,2 km de distancia se va abriendo y cerrando hasta tener una anchura de 3 metros. Por arriba hay zonas en las que prácticamente se tocan las paredes. Paredes con 200 metros de altura. Su origen es tectónico y no está provocado por la erosión de un río. De hecho, los nabateos construyeron una presa en el año 50 d.C. para que el agua del Wadi Musa (Wadi es "río") no lo inundara.


Para llevar el agua hasta el centro de la ciudad se tallaron canales en las paredes que siguen siendo visibles en muchas zonas.




Al final, después de varios giros que te hacen pensar que está ahí detrás, tras la última curva se empieza a ver parte del tesoro (Al-Khazneh). Su fecha de construcción se estima entre 100 y 200 d.C. y es una de las nuevas siete maravillas del mundo por derecho propio. FANTÁSTICO. Además a estas horas, hemos recorrido el Siq totalmente solos y en silencio y aquí tampoco hay nadie más. Podemos disfrutarlo en soledad.


El nombre de tesoro proviene de una leyenda que cuenta que un faraón egipcio escondió uno aquí, en la urna (la urna tiene 3,5 metros de altura, para hacerse una idea del tamaño total) que corona la fachada. La urna tiene marcas de disparos de rifles de los que intentaron abrirla para hacerse con él.


El interior, como el del resto de construcciones de Petra no es más que un cubo hueco en la montaña.


Después de un rato admirándolo salimos a la calla de las fachadas con más tumbas. Una de ellas muestra claramente cómo ha ido subiendo el nivel de suelo en los últimos dos milenios. Su puerta está prácticamente cubierta.


Siguiendo la calle principal se llega al teatro. Originalmente nabateo (que no romano) fue modificado posteriormente por los romanos llegando a tener capacidad para 8.000 personas. A ras de suelo no parece gran cosa.

A partir de aquí se abren muchas posibilidades. Nos decantamos por la visita a las tumbas reales. Son seis tumbas: la tumba de Uneishu, la tumba de la Urna (espectacular), la tumba de la seda (que está muy erosionada pero la piedra tiene unas vetas de colores rosas, blancas y amarillas asombrosas), la tumba corintia (que es una mezcla de estilos y que recibe el nombre del hecho de que sus capiteles son de ese estilo), la tumba de palacio (ésta se hizo a conciencia, tanto que tuvieron que construir la esquina superior izquierda porque la montaña no llegaba hasta allí) y la tumba de Sexto Florentino.


Esta última no la vemos porque poco después de pasar la de palacio encontramos unas escaleras que llevan a una cisterna romana y a una vista desde arriba del tesoro. Algo que está totalmente recomendado en todas las guías. La subida es bastante dura con tramos en los que las escaleras nabateas se han convertido en rampas con poco agarre. Una vez que llegas a la cisterna, que no es más que unos agujeros en el suelo cerca de una construcción, hay que bajar unos escalones a la izquierda y seguir un camino que está marcado con piedras (hay montañitas de piedras colocados por los turistas indicando el camino a seguir y los puntos con mejores vistas). Poco a poco se va descubriendo el tesoro, la sensación es casi como la primera vez en el Siq hasta verlo entero.


Por el camino las vistas del teatro le dan otra dimensión y sí que parece gran cosa.


Desde aquí es todavía más impresionante porque se ve perfectamente que está tallado en la roca de la montaña. Hay un pequeño camino a la derecha que lleva hasta una plataforma que te deja justo delante. La subida no ha sido fácil pero merece la pena totalmente. Como abajo (que ya está lleno de gente a estas horas) aquí arriba no hay casi nadie, en la plataforma estamos nosotros y un americano nada más. Los grupos no llegan hasta aquí.


Nos quedaríamos allí mirando y admirando un buen rato, de hecho lo hacemos y, al volver, bajamos por otro sitio que nos debía llevar a la tumba de la urna. Pero los escaleras acaban de mala manera y tenemos que volver a subir para bajar por donde habíamos subido antes. Cuando llegamos abajo buscamos la tumba que nos falta, Sexto Florentino. Hay que bajar más, a la derecha de las escaleras y allí la encontramos.



PD: Las entradas, si la hago de días completas se vuelven kilométricas y me llevan muchísimo tiempo... así que ésta, al menos, la dividiré en dos partes. Si el fin de semana adelanto bastante, y la gente prefiere entradas largas pero completas, la semana que viene volveré al "viejo" estilo.