Primera noche de Sara en tienda de campaña y en saco. La falta de práctica hizo que se le diera la vuelta el saco, que es un momia, por la noche y que acabará con la cabeza en el aislante de goma espuma (como la tienda eso viene incluido). Monta un lío tremendo para conseguir volver a colocar el saco en su posición a eso de las 3:30 de la mañana. Está claro que la religión musulmana está presente en Tanzania, hemos oído al muecín todas las veces que llamaba a la oración por la noche y, desde antes de las cinco de la mañana un montón de gallos cantando, vacas mugiendo, 4x4 arrancando y maniobrando para salir del camping,... eso sí, como nos acostamos poco después de las nueve hemos dormido un montón. Prueba de tienda y saco superada. Sobre el saco no las teníamos todas con nosotros, al final compramos unos de 15º y no sabíamos si sería poco, de todas formas aquí no hace frío.
Cuando vamos a desayunar encontramos la mesa preparada con los botes de leche en polvo, cacao en polvo y café en polvo; bolsas de té; mantequilla; mantequilla de cacahuete; compota de frutas; salsa de tomate y salsa picante; y un termo de agua caliente. Simon aparece con dos tortillas bien grandes y un par de salchichas, con un montón de pan de molde tostado. Lo de adelgazar en este viaje va a ser que no claramente.
Camino del Serengeti paramos en un mirador del lago Manyara. La vista es espectacular y Sara incluso encuentra un elefante.
Para llegar al Serengeti es necesario atravesar el área de conservación de Ngorongoro. No se pasa por el cráter pero sí que hay un par de miradores desde donde se ve todo. La parada llega en el cambio de Ngorongoro a Serengeti, Bryson tiene que pagar las entradas y el camping, las próximas dos noches las pasaremos dentro del parque.
Aprovechando la parada Simon nos da la comida de pic-nic. Pollo, empanada de verduras, sandwich de mantequilla de cacahuete, magdalena, galleta de chocolate, plátana y un brick de zumo de naranja... ¿quién dijo adelgazar?
Aquí también hay un mirador y la verdad es que es... sin palabras. Se sube a un pequeño monte y desde arriba hay una vista de 360º desde la que se ve el área de conservación de Ngorongoro y el parque natural del Serengeti. Unas llanuras enormes que se pierden en el horizonte con unos pocos árboles. Una sensación de paz y tranquilidad fantástica: no somos nada frente a esta inmensidad.
Bryson está haciendo tiempo antes de pagar la entrada en el parque. La entrada tiene una validez de 24 horas (en nuestro caso serán 48) a contar desde el momento en que se pague. Así que lo alarga para poder estar hasta las 14:30 del miércoles.
Dentro del parque volvemos a quitar el techo del 4x4. Después de dos horas dando vueltas alrededor de los kopje (o islas de piedra) buscando depredadores no hemos visto todavía ningún animal, salvo antílopes.
Los hipopótamos son fáciles de localizar porque están siempre en su charca, al ir a verlos encontramos a una leona al lado del camino. Poco después otra y un poco más allá un grupo de cuatro más descansando a la sombra de un árbol. Para llegar al camping hay que volver por el mismo camino y la primera leona se ha acercado todavía más al camino. Vemos nuestras primeras cebras de cerca.
Ayudamos a Bryson y Simon a montar las tiendas, la nuestra y la suya, y Bryson nos dice que va a por diesel mientras Simon nos prepara la cena. El camping es público (se llama mono en swahili) y no tiene luz eléctrica, hoy no se enchufa nada. Los baños están bastante limpios, hemos llegado pronto. En la zona para comer (hay tres especie de cabañas con rejas y techo, para que no entren las hienas, una para los cocineros y dos para cenar) no hay mesas ni sillas, las llevamos en el 4x4, y un candil de petróleo para ver mientras cenemos. Ellos llevan frontales para preparar la comida. Bryson nos dijo ayer que si queríamos salir por la noche de la tienda (al baño básicamente) lleváramos una linterna e ilumináramos el camino delante de nosotros. Las hienas suelen acercarse a los campings para comer los restos de comida.
La puesta de sol no es todo lo espectacular que esperábamos porque hay demasiados árboles cerca del camping que nos quitan la visión. La luna está llena y se ve muy bien en el camping después de la puesta de sol.
La cena, además de la sopa que hoy creemos es de calabaza, incluye ¡espaguetis boloñesa! Que no están nada malos. Hemos visto la neverita de camping en la que suponemos que debe llevar la carne, espero que deje de darnos carne pronto porque no creo que esa nevera pueda mantenerla conservada más de un par de días... y con suerte.
Lo poco que podemos hacer es mirar las estrellas, que se ven perfectamente (no hay luz en el camping que moleste). Encontramos la Osa Mayor y está colocada al revés de lo que se ve en el hemisferio norte. La luna se ve con una claridad que pocas veces. Como no hay mucho más que hacer nos vamos a dormir aunque hoy tampoco son las nueve. Bryson nos ha dicho que mañana saldremos a las 6:00 para un safari mañanero y ver la salida del sol, volveremos a desayunar a las nueve y luego saldremos a ver la zona de la migración de ñues y cebras.
La segunda noche de Sara es mucho más fácil. Le cuesta un poco conseguir cerrar el saco de dormir, pero en cuanto lo consigue no tarde ni dos minutos en caer como una piedra.
Todas las fotos aquí.