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viernes, 30 de abril de 2010

Fiebre

La fiebre es un aumento de temperatura del cuerpo. Este aumento no está relacionado con la temperatura exterior, es decir tanto en invierno como en verano puede suceder (con frío o calor externo). La fiebre surge en respuesta a unas sustancias llamadas pirógenos que se derivan de bacterias o virus que invaden el cuerpo.

Siendo puristas la fiebre humana es el aumento de temperatura entre 37 y 40 grados. Una temperatura superior a 37 pero inferior a 38 se denomina febrícula. Superar los 40 grados se denomina hiperpirexia o hipertermia.

A pesar de que es poco conocido, la fiebre no es una condición exclusiva de los seres humanos. Es un mecanismo universal que ocurre en casi todas las especies animales. Más allá incluso, no sólo las especies animales homeotermas sufren estos cambios, tampoco aquellas otras especies en la que la temperatura de sus cuerpos depende de la exterior se libran de la fiebre.

Los animales  que se tumban sobre una roca caliente al Sol para controlar su temperatura corporal, frente a una infección se acercan a rocas más calientes para que su temperatura aumente por encima de lo habitual. Los lagartos pueden llegar a tener una temperatura de 41 ó 42 grados frente a los 37 ó 38 que prefieren en verano.

La fiebre es un mecanismo protector y de defensa frente a infecciones. Un experimento realizado con lagartos así lo demostró. Se infectó a una serie de ellos con un microorganismo patógeno y se les separó en tres grupos. Uno de ellos sólo podía acercarse a una lámpara que no permitía aumentar su temperatura de 38 grados centígrados; al segundo grupo se le permitía llegar a 40; mientras que el tercero pudo alcanzar los 42.

El resultado es claro: del primer grupo sólo sobrevivió el 50%, del segundo un 85%, y en el tercer grupo no hubo bajas.