Las cenizas lanzadas a la atmósfera por el volcán Eyjafjallajökull le han dado la mayor publicidad de su historia a Islandia. No precisamente publicidad positiva, puesto que todo el mundo se acuerda de la isla con rencor.
Como era de esperar éste no ha sido el primer volcán que ha entrado en erupción y ha lanzado cenizas desde que existe la aviación y no siempre se ha sido tan cauteloso y se han cerrado los aeropuertos. En 1.982 un avión de la compañía British Airways, el City of Edinburgh, que cubría la ruta entre Londres-Heathrow y Auckland, con escalas técnicas en Bombay, Madras, Kuala Lumpur, Perth y Melbourne, se encontró con una.
A unos 180 km de Jakarta el avión penetró en una nube de ceniza volcánica procedente de la erupción del Monte Galunggung. Las líneas aéreas y muchos de los pasajeros alzan su voz contra la organización EuroControl por la paralización de las operaciones... pero la consecuencia de entrar en la nube para el 747 fue la parada simultánea de sus cuatro motores.
Desde la altura a la que se encontraba y sin motores, la tripulación consiguió que el avión planeara hasta salir de la nube con la esperanza de que se pudieran volver a encender los motores antes del aterrizaje. Las montañas circundantes eran un problema y se estimó que si se perdía demasiada altura sería necesario intentar un amerizaje puesto que no se podría superar la costa.
Discovery Channel produjo un documental sobre el incidente (son varias partes, hace falta algo de tiempo, y es en inglés).
Como fin de fiesta, cuando consiguieron arrancar tres de los cuatro motores (el cuarto se apagó tras el arranque de nuevo), se encontraron con que los cristales estaban tan rayados que casi no se podía ver nada a través de ellos. Tuvieron que aterrizar prácticamente a oscuras guiándose únicamente por los instrumentos.
El problema de la ceniza volcánica es que está compuesta en su mayor parte por minerales que contienen silicio. Este silicio se funde a la temperatura que se encuentra en el interior de un motor y se fusiona con las piezas del mismo. Debido a que es un polvo muy fino entra por cualquier rendija y llega a todas las partes del motor. Por otro lado su impacto en el parabrisas y otras partes del fuselaje puede llegar a, como en el caso del vuelo 9 de British Airways, dejar casi opaco el cristal o ha provocar pequeñas perforaciones. Por último, si la ceniza se posa en el aparato podría descompensar su equilibrio.
Es mejor quedarse en tierra y perder el negocio o las vacaciones, que subir y poder perder algo más.
Más información en Alt1040.
2 comentarios:
Muy interesante, sí señor. :)
Un abrazo y que vaya todo bien por la ciudad imperial.
Muchas gracias, y gracias por la sugerencia :-)
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