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miércoles, 22 de septiembre de 2010

Piernas

Miércoles 22 de septiembre. Hoy hace una semana que volví a sentirme las piernas. Suena como una mala imitación de las películas de Rambo. Pero es real.

El martes 14 me operaron de la cadera. Lo cierto es que más que de la cadera fue de la cabeza del fémur, pero por ahí andaba la cosa. La anestesia era local, concretamente una epidural como las embarazadas. Además de la anestesia también pude disfrutar de un cóctel de sedantes (el anestesista lo llamó el cóctel Michael Jackson, a lo que yo le comenté que había muerto de una sobredosis, que tuviera cuidado). La parte buena es que aún estando despierto no te enteras de nada. Para mayor satisfacción el anestesista se hizo un usuario de Spotify en el quirófano y pude disfrutar del Live at Wembley de Queen durante toda la operación.

Eso no quitó que un par de veces oliera a panceta quemada, mi panceta, al cauterizar alguna vena supongo, ni que luego oyera y notara cómo se movía mi cadera cuando el cirujano se alejó de los instrumentos clásicos (bisturí, pinzas,...) y pasó a coger el martillo y el cortafríos. Sí, martillo y cortafríos para quitar el trozo de hueso que chocaba con la cadera. Algo muy sofisticado, no cabe duda.

Después de unas pruebas moviendo la pierna y confirmando que ya nada chocaba con nada, los cirujanos se fueron dejando la tarea de cerrar a otros. Durante esa tarea de cerrar mi conciencia se fue despertando poco a poco y la manipulación comenzó a ser dolorosa. Esto provocó un nuevo chute de anestesia tardía.

Por si fuera poco el extra final, me dejaron colocada una bomba de dolor. Un aparatito que cada cierto tiempo suelta un dosis de anestesia (más como calmante, pero anestesia al fin y al cabo) por el catéter que tenía en la espalda. Entre unas cosas y otras hasta que no pasaron casi 24 horas, y desconectaron la bomba de dolor, no pude casi sentir las piernas y menos aún moverlas.

Es una sensación que no le deseo ni a mi peor enemigo. Mirar las piernas sobre la cama y hacer todo la fuerza que se puede para que se mueva un dedo... y ver que no se mueve en absoluto y que estás agotándote. Es de lo más desagradable que he pasado. Es evidente que es la anestesia y lo que te quieran contar, pero lo cierto es que tus piernas están inertes, no hay manera de que se muevan y tampoco sabes cuándo se pasará el efecto.

Hoy hace una semana que pude sentirlas de nuevo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay JAAC, me alegro de que te vayas ya recuperando. Yo también he tenido esa sensación y te doy toda la razón..¡¡es muy desagradable!! Pero bueno, es puro trámite para volverte a sentir bien. UB MUY FUERTE!!!! (Fdo. Alicia32)

Conxa dijo...

ya me extrañaba a mí que no publicaras!!!

Me alegro que ya haya pasado, ahora supongo que poco a poco y con cierta precaución....

Pues no se lo que es eso de las piernas, pero te puedo asegurar que en mi segundo parto que fue a pelo, pedía a gritos la epidural!!!

En cualquier caso, supongo que sí, que debe ser muy inquietante no sentirte las piernas.

JAAC dijo...

Muchas gracias a las dos por vuestros buenos deseos :-)

Está claro que el tema anestesia es de agradecer :-) más que nada porque si no el dolor sería bastante insoportable (al final pude notar un poco de lo que me estaba perdiendo :-D), pero la sensación posterior :-S

Gracias otra vez :-)

amany dijo...



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