Una de las cosas que usamos de lo más simple y de lo más "complejo" sin darle importancia es el bolígrafo. Algo que está ahí desde siempre (para nuestra visión, que en la Edad del Hierro no había) pero que es lo bastante complejo como para reconecerle el mérito que tiene.
La idea surgió de la manera más simple: mientras observaba a unos críos jugar a las canicas, vio cómo una de ellas marcaba su trayectoria tras pasar por un charco. La manzana había caído del árbol y el que estaba allí para darse cuenta era el húngaro Laszlo Biro. Realizó la patente en 1938, y cinco años después emigró a Buenos Aires (huyendo del nazismo ayudado por su amigo y socio Meyne), donde comenzó a vender su esferográfica Birome, acrónimo de Biro y Meyne. En 1951, la patente fue adquirida por el industrial de París Marcel Bich, que comenzó a producir un bolígrafo barato que registró con la marca Bic. Hasta ese momento el coste de la esferográfica era muy elevado.
En los bolis, el tubo de la tinta está conectado a una punta que tiene estrías interiores, para que la pasta embadurne bien la bolita. Hoy esta se hace de carburo de wolframio, y vista al microscopio parece una pelota de golf.
En 1963, aparecieron los marcadores y rotuladores con punta de fieltro, fibras acrílicas, nailon o poliéster, y en 1981 se comercializó el primero con punta cerámica. Esta permite escribir sobre todo tipo de superficies y de forma indeleble.
A finales de los 80, los rollerball pen empezaron a usar tinta gel, que se fabrica con compuestos de hierro y cobre suspendidos en un gel acuoso de biopolímeros y espesantes acrílicos. Por entonces aparecieron los rotuladores fluorescentes, utilizados para subrayar.
3 comentarios:
vuelve mi wikipedia particular!!!
Pues no me está costando ni nada escribir algo que no sea una crítica de un libro... (y todavía me quedan unos pocos ;-) )
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