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viernes, 14 de agosto de 2009

Escribiendo

Llevo mucho tiempo utilizando procesadores de texto para escribir documentos, aunque no fui uno de los que antes tuvo ordenador (no fue hasta finales del bachillerato). Empecé con el WordPerfect 5.1 en MS-DOS. Para aquellos que no lo hayan usado decirles que era algo completamente distinto a lo que están acostumbrados, de entrada no era Windows, adiós ventanas. La pantalla era azul, el texto era blanco y cuando se cambiaba el tamaño, la justificación, se ponían subrayados o cursivas o negritas o lo que fuera, lo "único" que hacía era poner un color distinto sobre el texto seleccionado. Todo se seguía viendo igual. Sólo cuando le pedías una presentación preliminar veías cómo iba a quedar tu documento.

Después de aquello apareció el Word de Microsoft, el 6.0 fue una revolución. Un editor wysiwyg (What You See Is What You Get). En todo momento veías cómo iba quedando tu documento, con los textos colocados en su sitio, en su tipografía y tamaño, con su estilo,... Lo cierto es que fue un gran avance para unos, y un retroceso para otros. Los procesadores se volvieron mucho más lentos, tenían que estar "maquetando" la página en tiempo real y eso les costaba. También es cierto que los ordenadores eran cada vez más potentes y tampoco se notaba mucho (a no ser que no hubieras actualizado tu máquina).

WordPerfect claudicó y en la versión 6.0 pasó a ser también wysiwyg, pero Microsoft ya había copado el mercado con su suite Office. Desde entonces se han seguido desarrollando versiones de WordPerfect, en la actualidad está la X3, para evitar utilizar el número 13.

Word creció, y sigue creciendo, hasta hacerse con prácticamente todo el mercado. Incluyendo entre sus "habilidades" la inteligencia capaz de discernir, mejor que tú mismo, el tipo de documento que quieres utilizar (Me parece que quiere usted escribir una carta) y haciéndose cada vez más pesado, él y los documentos que crea.

La cantidad de competidores es grande y muchos son gratuitos. A pesar de ello, y debido a que casi nadie ha pagado tampoco por el Word, son pocos los que dan el salto a estas otras suites. Siendo más amigables, ligeras y estables, además de generar documentos de mucho menor peso.

Mi voto para el OpenOffice.org, software libre y código abierto de distribución gratuita.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema de un documento escrito con WYSIWYG es precisamente la propia filisofia del mismo. Este tipo de editores distraen al redactor del objetivo principal de un documento: el contenido del mismo.

JAAC dijo...

Donde esté el LaTeX ;-)