Casi todos las hormigas se comportan como clanes rivales. Cuando se cruzan con otro miembro de su misma especie pero de distinto hormiguero suelen pelear hasta la muerte. No tolera las invasiones y menos aún cooperan entre distintos "hogares".
Siempre hay una excepción a toda regla, y en este caso se trata de la Linepithema humile, conocida familiarmente como Hormiga argentina. En realidad es nativa de Argentina, Paraguay, Uruguay y el sur de Brasil. Mantiene el comportamiento agresivo del resto de hormigas, a lo que añade un extra de invasor. Se ha extendido por más de 6.000 km desde el norte de Italia hasta la costa Atlántica de España y Portugal, pasando por el sur de Francia. Esta súper-colonia de miles de millones de hormigas se descubrió hace ya más de 80 años. Cuenta con otra colonia de 900 km en la costa de California; en Japón; y en Nueva Zelanda y el sureste de Australia.
Consiguen echar o hacer desaparecer a las hormigas nativas, lo que afecta a los ecosistemas. Las hormigas de la zona están adaptadas a ellos y su actividad ayuda a su mantenimiento.
Lo que hace que se tema por su propagación (se pueden encontrar en todas las partes del mundo excepto la Antártida, Islandia, Groenlandia y algunas islas remotas de los océanos Atlántico y Pacífico) es que los individuos de las distintas súper-colonias son capaces de reconocerse entre sí y se ayudan cuando se encuentran unos a otros. Individuos de Japón y California frotan sus antenas cuando se encuentran en lugar de luchar.
Al igual que las ratas las hormigas se valen de los humanos y de sus medios de transporte para propagarse: barcos, aviones, etc. son básicos para recorrer tamañas distancias. Por esto, algunos científicos están llamando la atención sobre la necesidad de realizar inspecciones en los barcos mercantes para asegurarse de que junto con la carga no viajan los insectos.
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