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martes, 13 de enero de 2009

Oriente Próximo (XXII)

Viernes 21/11/2008

Hoy volveremos a ver a Ali. Hemos quedado con él fuera del hotel a las ocho para ir a visitar los castillos del desierto. En principio íbamos a ir hoy al mar Muerto, pero nos dijo que al ser viernes, como nuestro domingo, la playa estaría llena de gente, en su mayoría jordanos y que no íbamos a poder disfrutarlo. Está puntual como un reloj y a las ocho salimos.

Nos pregunta qué tal en Jerusalén. Le decimos que bien, pero que muy peligroso. Todo lleno de gente con armas y de controles de seguridad. No da ninguna confianza. Él dice que es cierto, que no estás contento si te sientes en peligro. El día que nos llevó nos dijo que un sólo día no bastaba para Israel, ni casi para Jerusalén, que teníamos que estar más.

Cogemos la carretera a Irak hasta Qasr Al-Kharanah. No parece un castillo, de hecho los historiadores no tienen clara su función. Como castillo está en mitad de una llanura desierta, no en lo alto de una loma, y el bastante pequeño. Como caravasar, no está en ningua ruta comercial conocida. Opinan que se construyó para las reuniones entre los omeyas y los beduinos locales. Pero lo que sí está es en mitad de la nada (bueno hay una central eléctrica cerca pero no hay un pueblo). Según la guía tiene 35 metros cuadrados de planta... pero es más grande y dos plantas. Está practicamente en perfecto estado con un montón de pequeñas habitaciones con arcos en los techos y algunas incluso con bóvedas. Está fechado en el año 710, uno de los primeros fuertes islámicos (si era un fuerte), pero hay piedras con inscripciones en griego que hacen pensar que antes había ya algún tipo de edificio.


Seguimos la carretera rumbo a Irak, estamos a 270 km y descontando, rumbo a Qasr Amra. Es un pequeño castillo, data del siglo VIII, con varias bóvedas de cañón y un hammam. Su interior, hamman incluido, está completamente decorado con frescos con representaciones humanas, contrarias a los mandamientos islámicos que prohíben dichas representaciones). De hecho los frescos tienen imágenes de mujeres desnudas, escenas de caza, más mujeres desnudas bañándose y bañando a un niño. Incluso hay un oso tocando un banjo y un mono aplaudiéndolo. Fuera están los restos de un pozo y del horno para el hamman.


Este castillo también tiene poco de castillo como edificación defensiva, a pesar de tener un salón del trono. Pero, al igual que el anterior, está muy bien conservado. En el vestuario del hamman (apoditerium) hay tres caras en el techo que se cree que representan las tres etapas de la vida del hombre. Los cristianos locales opinan que la intermedia es una representación de Jesucristo.


Desde allí nos acercamos a la reserva de los humedales de Azraq, un oasis en mitad del desierto. Ali nos para en la carretera bajo un cartel que señala Irak hacia un lado y Arabia Saudí hacia el otro, eestamos a menos de 250 km de la frontera con Irak.


En el interior de la reserva se encuentra un lago del que sale una cuarta parte del agua corriente de Amán. Hace siglos habitaban aquí leones, leopardos, elefantes, jirafas,... una pequeña parte de África según los carteles, pero las continuas extracciones de agua acabaron con la fauna. La organización lleva unos años tratando de recuperar el humedal. Han colocado puestos de observación de aves y han reintroducido al búfalo de agua.


Mientras estamos allí el muecin llama para la oración. Hoy es viernes, día sagrado musulmán, y tienen que acudir a la mezquita a las 11:30. Ali es musulmán y nos pregunta si queremos estar un rato más en la reserva relajados mientras va a rezar o nos lleva al siguiente castillo y se va a rezar desde allí. Nos da igual, nos interesa que él pueda cumplir con sus preceptos. Por lo visto tiene mezquitas cerca de los dos sitios y como está trabajando puede llegar cinco o diez minutos tarde.

Nos lleva al otro castillo. En realidad no tenemos muy claro si lo hemos decidido nosotros o él, porque tampoco sabíamos qué decirle. No importa que llegue cinco o diez minutos tarde, pero el caso es que el taxi va más rápido de lo que había ido hasta ahora (en el camino le habían parado dos veces por controles de velocidad, pero siempre iba en los límites). El castillo es Qasr Al-Azraq. Se hizo famoso debido a que en él se instalaron los árabes en el invierno de 1.917 a 1.918 durante la revuelta contra los turcos al mando de Lawrence de Arabia. También aparece en su libro "Los siete pilares de la sabiduría". El castillo está construido en basalto negro. En la zona no había madera, de manera que incluso las vigas de los techos son de basalto. Las puertas también lo son, destacando una al lado de la torre oeste (según se entra a la izquierda) que según Lawrence se cerraba con tal estruendo que temblaba todo el muro. En el centro del recinto amurallado hay una mezquita y la habitación de Lawrence estaba sobre la puerta principal. Lamentablemente un terremoto destruyó mucho en 1.927.


Al salir Ali ha vuelto de la mezquita y nos está esperando. Hemos hecho tiempo dentro porque tampoco sabíamos cuánto iba a tardar y no queríamos que llegara y nos encontrara en la puerta esperándole, en un hombre muy agradable y queremos que también esté cómodo con nosotros. Además de hablar inglés no fuma, que es un detalle. Ya sólo nos queda un castillo más.

Es Qasr Al-Hallabat. Aparentemente es el que más historio tiene de los tres. Fue fuerte romano en la época de Caracalla (198 - 217), aunque puede que ya hubiera algún emplazamiento anterior. El caso es que sucesivas invasiones, guerras y daños provocados por terremotos han dejado poco que ver. La agencia de cooperación española está trabajando en su restauración. Lo curioso del castillo es que está construido en piedra caliza, del fuerte Omeya, y basalto negro, palacio bizantino. Hay restos de varios mosaicos.


Desde aquí la vuelta a Amán. El calorcillo y el rum-rum del coche nos duerme a los dos. Al bajar del taxi quedamos con Ali para las nueve del día siguiente. Si salimos a las ocho puede que Madaba esté cerrado (sería la segunda vez que nos quedaríamos con las ganas de verlo). Le comentamos que el domingo tenemos que ir al aeropuerto pero que a las seis de la mañana, que si es muy pronto para él. Dice que no hay problema y que lo hablamos mañana.

En el hotel descansamos un poco y echamos cuentas: 50 JOD para Ali mañana (hoy le hemos pagado los 40 de la excursión de los castillos), 5 por cabeza para la salida del país, lo que cueste llegar al aeropuerto... Tenemos que cambiar 100 euros más. Vamos a cambiar y a ver el teatro romano. No nos hemos dado cuenta de que al ser hoy viernes casi todas las oficinas de cambio están cerradas, incluida en la que cambiamos ayer. En otra nos dan 0,88 así que cambiamos ahí. La entrada al teatro es un JOD por persona, pero cierra a las cuatro y son las cuatro y un minuto. Así que hoy también lo veremos desde fuera. Dentro del teatro hay un montón de gente pero ya no dejan entrar.


Nos acercamos a Habibah a por otro dulce como el de ayer. Hoy uno entero pero para llevar (1,30 JOD, ayer medio comiéndolo allí fue un dinar). Llena muchísimo la miel y el queso. Lo comemos en la mesa del desayuno. No sé si nos acercaremos al Jerusalén hoy también.
Pues no, mi garganta está volviendo a hacer de las suyas. Son poco más de siete y estamos todavía llenos del dulce y no hay nada que hacer desde hace más de media hora, así que optamos por lo más fácil: dormir. Si nos despertamos antes de las diez, que es cuando cierra el restaurante, con hambre iremos a cenar y si no, del tirón hasta mañana.

Me desperté a las 21:20, pero no con hambre, sino con más dolor de garganta. Me echo otra manta y me tomo una pastilla de ibuprofeno, que mañana habrá que bañarse en el mar Muerto.

6 comentarios:

Masmi dijo...

Toda una suerte haberse encontrado con Ali :-)
Que edificaciones mas interesantes habéis visto este día.

Conxa dijo...

Pienso como Masmi, Ali fue toda una suerte por lo que cuentas. Fijate que no soy de queso, ya lo sabes, pero me ha entrado ganitas de probar el pastel.

BIRA dijo...

Qué gusto que Ali sea una persona normal, joer, que ya me tenían agobiada vuestros taxistas (hoy estoy de mala uva, Jaac, así que perdona el comentario).

Esta zona me ha parecido infinitamente más interesante que Jerusalén (dónde va a dar!!). Los castillos me han parecido fantásticos y las fotos estupendas.

Qué buena pinta tiene el pastelico ese de queso y miel, con lo que me gustan a mí ambas cosas. Y qué penica lo de tu garganta. Nuestro cuerpo debería saber que en vacaciones no está permitido enfermar... bueno, y puestos a pedir, tampoco el resto del tiempo!

JAAC dijo...

Sí Masmi, tuvimos una suerte increíble en Amán cuando nos cruzamos con él. Además un tipo agradabilísimo.

Los "castillos" casi de juguete son una maravilla y el sitio en el que están les hacen ser todavía más espectaculares.

JAAC dijo...

Conxa, el postre sólo se puede describir de una manera: ¡DELICIOSO! La mezcla de la miel y del queso cremoso es un pedazo de acierto.

JAAC dijo...

Alí era más que una persona normal Bira, era una gran persona, lo seguimos confirmando al día siguiente. También en Damasco encontramos un taxista que nos ayudó en todo lo que pudo, hasta aparcó el taxi para ayudarnos a encontrar el autobús que buscábamos.

Son muy curiosos, los pequeños por pequeños, el de Lawrence por el color y porque no había madera por ningún sitio y el último por los colores, los mosaicos y porque lo están arreglando españoles hombre :-)

Bueno, la garganta se portó fantásticamente. Ya el segundo día en Petra me dio un aviso y fíjate todo lo que aguantó. Pero me apunto a tu propuesta de que no esté permitido enfermar :-)

Por cierto, vaya paliza viajera que te has metido hoy poniéndote al día de todo el viaje. Sobredosis, no me extraña que te hayan quemado la mitad de los taxistas, los regateos y todo lo demás :-) Sobredosis :-)