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miércoles, 13 de enero de 2010

Hospitales

Tengo un problema con los hospitales. Más que con los hospitales, con la reacción de la gente ante las pruebas médicas y las intervenciones. Es más, afinando más todavía, con los acompañantes de esas situaciones.

El paciente no tiene más que dejarse hacer. Lo están haciendo por su bien, ya sea para detectar un problema, para hacerle un seguimiento o para corregirlo. No tiene más opción. Todas las horas que hagan falta (bien es cierto que pueden ser demasiadas y acabar quejándose por la dejadez). Pero tiene algo que hacer cuando le rompen su costumbre.

Sin embargo, el acompañante puede hacer muchas cosas. De hecho, el acompañante de un paciente en un hospital no tiene nada que hacer. Le han sacado de su rutina diaria para meterle en un sitio que no es agradable (a nadie le gustan los hospitales). Su única ocupación durante la estancia del paciente será estar sentado dándole vueltas a la prueba o a la operación, consiguiendo que sus nervios crezcan desmesuradamente y, en algunos casos, poniendo nervioso al resto del mundo o, incluso, llegando a molestar al personal del hospital con demasiadas preguntas o peticiones. Lo peor es cuando no se "atreve" a irse porque tiene que cubrir el expediente, ahí tiene más necesidad todavía de encontrar una ocupación para que pase el tiempo.

Sé que tengo fama de borde y desarraigado en mi familia, pero no acabo de ver la necesidad de estar al lado de quien está "sufriendo" (que no siempre se sufre, hay pruebas muy tranquilas). Mientras le están haciendo lo que sea ya están los médicos y las enfermeras para atenderle. Y, después también están las enfermeras. Reconozco que si tiene un goteo o alguna cosa similar puede tener un sentido que haya alguien vigilando que no se acabe, o para avisar cuando lo haga. Pero me resisto a creer que si no está el acompañante para avisar no se llegaran a enterar las enfermeras. Siempre lo he visto más como "así tienes algo que hacer y te sientes útil" que algo realmente necesario. Cierto que es más insistente una persona que una luz que parpadee en un monitor, pero fijo que la luz se enciende.

Estoy seguro de que se agradece ver a los seres queridos después de una operación complicada, es la confirmación de que ha salido bien, o al menos de que sigues vivo. Supongo que el paciente puede llegar a tener miedo y prefiere no quedarse sólo, en esos casos si él o ella te piden que te quedes no creo que se considere una carga estar ahí. Pero tampoco creo que le diviertan esas procesiones de parientes que hace años que no ve que aparecen en las habitaciones de los hospitales después de una operación. Justo el mejor momento para verles...

Aunque tengo la ligera sospecha de que se hace más por tradición, por cumplir con lo que se espera más que por ganas. Si no se acerca uno al hospital, aunque al paciente le parezca perfecto porque no está para fiestas, ya se encargarán después los acompañantes de recordar que Fulanito no se acercó o Menganito no se quedó más de cinco minutos. ¡Cuanta fachada!

Seré un borde, pero no acabo de entender la necesidad de agobiar al paciente, sobre todo si el paciente pide que le dejen en paz. Pero tampoco entiendo las ganas que tiene la gente de enseñar su casa cuando la compran... ¿Seré raro?

2 comentarios:

Masmi dijo...

Las multitudes de parientes son un agobio!!! Para el paciente y para el resto de personas que están en el hospital.
Yo las veces que me ha tocado acompañar, me he llevado música y lectura, y me he dedicado a acompañar y echar una mano en aquello que pudiera ayudar (tráeme esto, y esas cosas)

JAAC dijo...

Es lo que yo pienso, que cuando estas hecho polvo y te acaban de hurgar por dentro lo que menos quieres es que haya una fiesta alrededor de tu cama con gente hablando y gastándose bromas :-S