Disponible en descarga gratuita Cuadernos de Viaje - Oriente Próximo, el libro con nuestras aventuras en Jordania, Siria e Israel.

lunes, 17 de octubre de 2011

Gente

El ser humano, en particular, se puede considerar medianamente inteligente y bastante respetuoso. El problema aparece cuando en lugar de un ser humano se convierte en gente. Peor aún si se trata de "un grupo de gente".

Siempre se ha dicho, y se sabe que es cierto, que la velocidad de un grupo es la del más lento. Lo mismo sucede con la fuerza, es la del más débil (aunque funcionando como grupo eso se puede compensar un poco con los demás). Lo que siempre se espera es que la inteligencia del grupo sea la del más inteligente o incluso superior, al juntar las inteligencias de los demás. Mentira. Nueve de cada diez veces la inteligencia del grupo es la del más tonto o incluso menor, porque todos quieren ser los más graciosos, los más llamativos, el centro de atención… Y este afán acaba por reducir también el respeto.

Un paseo por Faunia este domingo sirvió para abochornarse de ser humano por tres situaciones concretas, que suceden no sólo en este parque:

  • Hay una zona, Sombras silenciosas, en las que hay especies con hábitos nocturnos y, para que la gente (de nuevo la "gente") pueda disfrutar de ellos se encuentran en un ambiente oscuro. Se les ha cambiado el reloj biológico para que su noche sea nuestro día y poder verles en acción. Como se puede esperar, los bosques no tienen mucho ruido de noche y es por esto por lo que se pide a la entrada que se guarde silencio. Es evidente que los niños ignorarán este cartel y gritarán excitados cada vez que vean moverse un animal, pero para eso están los padres. Lo malo es que para lo que están los padres es para gritar más fuerte a los niños y llamarles más excitados aún para que vean a los animalitos. Además de gritarles para que no corran, para que estén cerca, para que no se pierdan… Lo mismo sucedió en Petra visitando el tesoro por la noche, y allí no había niños, sino "gente" mayor, muy mayor.

 

  • La otra situación enfermiza se debe a la "democratización" de la fotografía. Todo el mundo tiene una cámara y muchos se gastan un dinero en comprar una bien grande aunque no sepan usarla. Un gran sitio para practicar fotografía son los parques de animales y allá que vamos con nuestra máquina. El problema es que nos han dicho que cuando no hay mucha luz es mejor usar el flash… Algunos no sabrán ni cambiar el modo de la cámara y en automático el flash saltará por definición. Otros decidirán que lo importante es poder enseñar unas bonitas fotos a sus amigos y no la salud ocular de los animales (o la conservación de las pinturas puestos a ello en catedrales, museos y resto de monumentos). Da igual cuantos carteles se coloquen pidiendo que no se use el flash. Da igual cuantas veces se acerque un empleado del parque a recordar que está prohibido. Lo importante sigue siendo la foto y, en cuanto no mire, volveré a apretar el botón porque así la foto saldrá mejor. Gracias a esta "gente" cada vez hay más sitios en los que está prohibido, por definición, hacer fotografías y punto. No se puede confiar en que se hagan como se debe.

 

  • Y ¿qué decir de los padres que no pueden decirle al niño que no lo saben todo? Es evidente que todo padre quiere ser la referencia, el modelo, incluso el héroe, de sus hijos, pero tampoco es necesario forzarlo. Cuando un niño pregunta cosas que un padre (o madre) no sabe es prácticamente imposible encontrar un padre (o madre) que le responda que no lo sabe y que luego lo buscan al llegar a casa o con el móvil, que ahora internet está en todas partes. Lo habitual es que invente sobre la marcha una respuesta con mayor o menor fortuna. La fortuna no es que acierte. La fortuna es que no sea una estupidez impresionante. ¿Qué necesidad hay de que el niño vaya al colegio al día siguiente con esa respuesta en la cabeza? Sólo le puede llevar a: que el resto de niños o el maestro le digan que eso no es así, con lo que la imagen del padre (o madre) caerá a sus ojos o pensará que el maestro no sabe nada (ni de esto ni del resto de cosas que le explica); o que el resto de niños se lo crean y vayan propagando la tontería entre sus amigos mejorando el nivel cultural.

No me extraña que se use más el término "masa" que "gente"…

No hay comentarios: