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jueves, 5 de noviembre de 2009

Costumbres

El ser humano es un animal de costumbres, y no siempre son costumbres placenteras. (La definición de costumbre de la wikipedia va más allá. Se acerca al concepto de sociedad y de actos con aprobación social y aquellos que no la tienen, malas costumbres.) Es evidente que las cosas que nos gustan entran con más facilidad en lo que llamamos rutina, pero también aquellas que no disfrutamos acaban por entrar en esa categoría.

Tampoco hace falta mucha repetición. Con comer dos semanas seguidas el mismo plato de comida el mismo día ya parece que falta algo si a la tercera no le das al estómago lo mismo, más aún si el estómago disfruta de él. El ejercicio es otra de esas cosas a las que uno se acostumbra con facilidad, incluso sabiendo que no suele ser placentero en sí mismo, sino más bien cansado y trabajoso.

Uno de los mayores "generadores de rutina" es el trabajo. No nos gusta trabajar, pero tampoco nos gusta estar sin hacer nada (sé que habrá gente que piense que es una maravilla, pero después del segundo día empieza a ser cansado). Al acabar un periodo de trabajo sin descanso nos da la impresión de que nos falta algo, nos habíamos acostumbrado a un ritmo sin paradas y nos aburrimos. Una vez que el aburrimiento se ha superado, la primera señal de que vuelve el trabajo es de nuevo un dolor. ¡Y todo esto puede ocurrir más de una vez el mismo día!

Levantarse por las mañanas para ir al trabajo es otra de esas cosas que con facilidad pueden formar parte de la rutina. A ninguno nos gusta, pero muchos nos despertamos incluso antes de que suene el reloj (los fines de semana no, que todo tiene un límite). Este "problema" se ve claramente en las personas que se acercan a la edad de jubilación. Muchos no quieren jubilarse porque, en su opinión, no tener nada que hacer acabará con su salud: están acostumbrados a trabajar. Si hay alguien en esa situación estoy dispuesto a cambiarle mi trabajo por su jubilación sin ningún problema, que seguro que encontraré miles de cosas que hacer.

Incluso las cosas más sorprendentes llegan a convertirse en costumbre. En nuestro caso es una costumbre viajar, y cuanto más sorprendente o lejano sea el destino mejor. Aparentemente es romper con la rutina del trabajo, pero pensándolo fríamente es otra rutina: viajar, pero hay rutinas placenteras. Es más, hasta quien trabaja cada día de una cosa tiene esa costumbre, esa rutina: buscar un trabajo distinto cada día y hacerlo.

El ser humano es un animal de costumbres, no se puede evitar.

3 comentarios:

Masmi dijo...

Te puedo asegurar que si me pagaran sin venir a trabajar no me aburriria. Tengo tantas cosas que me gustarían hacer y no puedo por falta de tiempo!!!

Yo tengo la costumbre de ir a conciertos y si no puedo me falta algo, jejeje

JAAC dijo...

Yo lo estuve haciendo un par de meses (sí, he sido afortunado de disfrutar de eso de cobrar sin ir a trabajar) y te aseguro que no me aburrí ni un momento. Vamos, para un día que me llamaron del trabajo estaba en la sierra escalando! jajaja

Una costumbre que parece romper con la rutina para casi todo el mundo, pero que en tu caso es ya eso: rutina ;-)

caiyan dijo...

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