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martes, 30 de junio de 2009

Los últimos de Filipinas

Hay batallas que se terminan con engaños. El Krak de los caballeros sólo pudo ser tomado por el sultán Baibars mediante la falsificación de una orden de la jefatura de la orden de los caballeros hospitalarios de San Juan en Trípoli, diciendo que se habían rendido.

Otras son opuestas. Antes del comienzo de la guerra de Filipinas había 28.000 hombres destacados en el archipiélago. Con la llegada de los estadounidenses al conflicto quedó claro que el número era insuficiente y que la capitulación era cuestión de tiempo.

En la isla de Luzón, la principal, en la pequeña localidad de Baler había únicamente un cabo español y cuatro guardias civiles locales, que sólo se encargaban de controlar a los contrabandistas. Al estallar la guerra se envió una tropa de 50 soldados al mando del teniente Mota. Fue masacrada y el teniente acabó por suicidarse.

Se envió otro destacamento desde Manila, la capital, al mando del capitán Enrique de las Morenas con dos tenientes, uno de ellos Saturnino Martín Cerezo (Cuba y Marruecos), el médico Rogelio Virgil de Quiñones y de nuevo otros 50 hombres. Salieron en febrero de 1.898 y no se les volvió a ver hasta junio de 1.899. Fortificaron la comandancia, pero cuando las cosas se complicaron en junio de 1.898, el 27, se acantonaron en la iglesia. Era una zona de huracanes y las iglesias se hacían con muros de entre metro y metro y medio de ancho.

Durante los 337 días que duró el asedio los tagalos atacaron con contundencia. Los soldados habían hecho acopio de munición y de comida (4.500 kg de arroz, habichuelas, tocino, azúcar,...), pero ésta se iba pudriendo y carecían de sal para conservarla. Los primeros ataques acaban sin bajas españolas pero con decenas de muertos en el exterior de la iglesia.

El beriberi y la disenteria hacen mella en la tropa. La enfermería se llena. Se produjeron ocho deserciones, seis escaparon y dos fueron fusilados faltando un día para la rendición. Los hombres iban muriendo, casi todos por enfermedades y por hambre (comían lagartijas, ratas,...). Fallece el capitán y se hace cargo el teniente Saturnino. A esas alturas (13 de agosto de 1.898) la guerra ya había terminado y EEUU había entrado en Filipinas, quedándose con éstas y con Puerto Rico. En la iglesia seguían resistiendo a pesar de que los soldados estaban siendo repatriados.

Cuando se conoció la situación en Manila enviaron emisarios para informarles. Hubo cinco intentos para calmar a Martín Cerezo, oficiales españoles, filipinos, incluso estadounidenses, pero desconfiaba de ellos, de todos. En navidad el teniente Martín Cerezo junto con el médico deciden salir al exterior a robar comida, diez hombres a tiro limpio se hicieron con un carabao que como no tenían sal sólo les duró tres días.

La guerra cambió, los filipinos luchaban contra los norteamericanos. El 13 de abril de 1.899 los norteamericanos con un cañonero intentan sacar a los españoles de la iglesia. Les tomaron por ayuda y eso intentaron, pero los 16 fusileros americanos murieron a manos de los tagalos. En ese momento se retiraron.

El teniente coronel Aguilar llegaba desde Manila, pero la paranoia de Martín Cerezo le hizo pensar que el carguero español era una lancha tagala. A falta de que le haga caso le da unos periódicos con las noticias de la derrota española. En el periódico lee el nombre de un teniente que era amigo suyo, que pide el traslado a Málaga. Él sabía que iba a pedir el traslado cuando acabara la guerra, lo que le demuestra que la guerra había acabado.

El 2 de junio de 1.899 se arría la bandera española y se iza la bandera blanca. Aunque Martín Cerezo negoció la rendición: los españoles saldrían de la iglesia portando sus armas y serían escoltados hasta un lugar seguro. Sólo quedaban 33 hombres, 17 muertos, casi todos por enfermedad sin heridas de guerra, y 6 desertores. El padre Minaya elaboró una crónica de todo lo sucedido. Sólo una docena llegó vivo a la guerra civil y algunos fueron fusilados en esa guerra.

En aquella guerra filipina se "perdieron" 5.000 soldados, 5.000 desaparecidos en combate. En la zona de Baler se rodó años más tarde la película Apocalypse Now.

Más información en baleria.com.

4 comentarios:

Vicente Sebastiá dijo...

Es un gustazo leerte, joerrr. Lo que más recuerdo de esa guerra, es la profunda canción de la película (Los últimos de Filipinas") creo que es esa...pero la canción te pone los pelos como escarpias.....
salud.

-=CID=- dijo...

Interesante apunte histórico.

A parte de la historia de la resistencia de los ultimos de filipinas, el trasfondo es que los EEUU se dedicaron de acabar con la influencia de España en Filipinas, Puerto Rico y Cuba. Después se dedicaron a alterar los gobiernos de los paises de America latina según sus intereses, y lo ultimo fue lo de Irak que todavia no han solucionado...

JAAC dijo...

Gracias Vicente, me voy a poner colorado :-O

Está claro que ninguna guerra es "cómoda", cuando te cuentan lo que pasaron es asombroso que sobrevivieran. Y comprensible la paranoia final al estar aislados y ser constantemente atacados: todos son enemigos y no hay que fiarse de nadie.

En la página de Baleria hay datos de películas.

JAAC dijo...

Por supuesto -=CID=-, todas las guerras tienen un interés por detrás que nunca es "liberar al pueblo y dejarle vivir en paz", siempre se intenta liberal al pueblo del que está para ponerme yo :-(

No lo hicieron mal los EEUU, a pesar de que en casi todos los frentes, una vez vencidos los españoles, los locales se dieron cuenta de que salían de Málaga para meterse en Malagón y se revelaron, sin éxito.